La calle es un mar de luces,
envuelta en brumas de asfalto,
que gira con los perfumes
y truena entre los zapatos.
La Luna reina en la Plaza
bostezando entre los arcos
y desnuda la mirada
del joven que está mirando.
Y entonces habla el silencio,
gimiendo en los corazones
mordiéndonos los recuerdos
ocultos en las prisiones.